El fracaso de la profesionalización es un fracaso de los directorios

¿Sos empresario y alguna vez te ilusionaste al contratar a un ejecutivo para profesionalizar tu empresa, pero el proceso resultó más complejo y con menos resultados de lo esperado?
¿O tal vez sos un ejecutivo y experimentas frustración porque, aunque te han contratado para profesionalizar una organización, las decisiones clave no se toman?

¿Por qué sucede esto? El problema radica en que los ejecutivos profesionales llegan con un conocimiento estructurado sobre cómo avanzar hacia la profesionalización, pero este camino implica decisiones importantes, como cambios en el personal o inversiones, que muchas veces no cuentan con el respaldo del directorio.

Profesionalizar: más que un concepto, una necesidad. La profesionalización consiste en aplicar los principios de la administración empresarial. Es importante entender que crear una empresa y administrarla son procesos completamente diferentes. La creación de una empresa requiere creatividad, coraje para asumir riesgos, rapidez, capacidad de especulación, lobbying y habilidades para atraer inversión. Sin embargo, una vez que la empresa ha alcanzado cierto tamaño, los fundadores enfrentan limitaciones para gestionar todos los frentes necesarios: desde la selección y retención del talento adecuado hasta la toma de decisiones estratégicas basadas en datos.

En esta etapa, es común que los empresarios decidan contratar a un ejecutivo profesional, suponiendo que podrá manejar estos desafíos. Pero aquí surge un conflicto: un gerente profesional opera mejor en un entorno con equipos que comparten una visión estructurada, trabajan con autonomía, y son evaluados mediante indicadores claros. Muchas veces, las personas en la organización no cuentan con estas características, y, aunque se intente capacitarlas, no siempre tienen la disposición o la capacidad para adaptarse.

Cuando el directorio, por razones emocionales, bloquea los cambios propuestos, el gerente profesional encuentra barreras insalvables y termina siendo percibido como una decepción.

El reto de las inversiones necesarias. La profesionalización también exige inversiones en sistemas, procesos, nuevas posiciones y talento, pero los resultados no son inmediatos. Esto puede generar escepticismo entre los accionistas, especialmente cuando no hay una visión compartida o cuando existen perspectivas diferentes entre ellos (por ejemplo, priorizar el crecimiento versus disfrutar de los beneficios actuales).

La responsabilidad del directorio en el éxito empresarial. Aunque los accionistas tienen la libertad de tomar decisiones, también tienen una responsabilidad con el éxito de la empresa, no solo por el empleo que generan, sino también por el legado y el esfuerzo invertido en su creación. Una manera efectiva de equilibrar esta libertad con la responsabilidad es contar con un directorio profesionalizado, que permita separar las emociones de las decisiones empresariales y facilite un proceso objetivo y enriquecido para la toma de decisiones.

Claves para un directorio profesionalizado

  1. Incorporar miembros externos y confiables: Se recomienda incluir asesores o directores independientes con habilidades complementarias, como experiencia financiera, visión internacional, conocimientos legales o de mercados específicos. Estas personas aportan una perspectiva objetiva y actualizada sobre el camino a seguir. Su selección debe ser rigurosa, incluso con el apoyo de consultoras especializadas.
  2. Establecer mecanismos claros de decisión: No basta con incorporar miembros externos al directorio; su opinión debe ser escuchada y considerada seriamente. Es fundamental definir un proceso que permita plantear alternativas respaldadas por información concreta y recoger las opiniones de todos los integrantes. Las decisiones deben tomarse con base en análisis, dejando de lado las emociones, y respetando la diversidad de puntos de vista.

Las consecuencias de no profesionalizar. Cuando no se implementa un directorio funcional y profesional, las decisiones clave —como expandir líneas de producto, adoptar nuevas tecnologías o entrar en nuevos mercados— suelen postergarse, lo que pone en riesgo la competitividad de la empresa. Por otro lado, si las propuestas del CEO profesional están debidamente justificadas, se debe permitir que actúe, ya que esa es la razón por la que fue contratado.

Una empresa no es solo la interacción entre dos personas; es un sistema complejo que incluye el directorio, la gerencia y otros subsistemas. Al igual que en el cuerpo humano, la “cabeza” de la empresa, representada por el directorio, es esencial. Por ello, desarrollar y profesionalizar los directorios es clave para enfrentar la creciente complejidad del entorno empresarial y asegurar el éxito a largo plazo.

*Ricardo Bäcker es consultor de Dirección y Headhunter Founding Partner de Bäcker & Partners.

por Ricardo Bäcker

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