Según estimaciones de los analistas y datos oficiales, la tasa de pobreza en Argentina para 2024 podría cerrar por debajo de la que dejó el gobierno kirchnerista en 2023.
La administración de Javier Milei, junto con especialistas y otros expertos del tema, proyectó que en el tercer trimestre del año se registró una pobreza del 38,9%, lo que marcaría una disminución respecto al 41,7% de 2023.
Además, este valor representa un drástico descenso respecto al 54,8% registrado en el primer trimestre del mismo año, después de la terrible herencia que dejó el «Massazo«.
Con estos números, el presidente Milei podría lograr una tasa de pobreza más baja que la heredada de la administración de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa.
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Los especialistas coinciden en que el segundo semestre de 2024 podría concluir con una tasa de pobreza cercana al 40%. Este pronóstico responde a una serie de políticas económicas implementadas durante el primer año del Gobierno de Milei, que incluyeron un ajuste del gasto público y la estabilización de la macroeconomía. Estas medidas fueron las responsables de reducir la inflación y mejorar los ingresos de todos los argentinos, especialmente en los más vulnerables.
Según explicó el Gobierno, las políticas de focalización de transferencias de ayudas sociales, la desaceleración de los precios y el aumento real de los ingresos laborales en los sectores medios jugaron un papel clave en la enorme reducción de los niveles de pobreza. Además, se observó una mejora significativa en la indigencia, que pasó del 10% al 8,5% entre los terceros trimestres de 2023 y 2024.
El especialista Martín Rozada, de la Universidad Torcuato Di Tella, indicó que los datos del tercer trimestre de 2024 muestran que la pobreza se mantuvo en niveles similares a los de 2023, con una caída considerable respecto al segundo trimestre.
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Según su análisis, la pobreza llegó al 38,9% a finales de septiembre y, si la tendencia continúa, el cierre de año podría registrar una disminución en comparación con los índices del año pasado.
Otros expertos, como Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, también coinciden en que las proyecciones apuntan a una enorme reducción de la pobreza, especialmente en los hogares de estratos bajos, gracias a la mejora en los ingresos no laborales y la desaceleración del aumento de precios, particularmente en alimentos y bebidas.