Toyota Argentina va a finalizar 2024 con una producción de 168.000 vehículos, según anunció el presidente de la empresa Gustavo Salinas.
A las 168.000 pick ups Hilux y SW4 además se sumarán otros 1.000 minibus Hiace, que la empresa comenzó a ensamblar en 2023.
Se trata de una suerte de “empate técnico” para la filial de Toyota: este año bajó su producción en comparación a 2023, cuando había alcanzado las 180.000 unidades, la cifra más alta fabricada a lo largo de un año por una terminal automotriz en la Argentina.
Este año habían arrancado con una proyección hacia abajo, con una estimación de producción de 160.000 unidades, tras la fuerte caída de ventas y exportaciones en los primeros dos meses del año. A los pocos meses recalcularon: a partir de mayo en la empresa registraron que la demanda había dejado de caer y que algunos destinos de exportación como Colombia y Perú reactivaban los pedidos.
“Fue un año extremadamente desafiante, con la readecuación al nuevo tipo de cambio, con un endeudamiento comercial en proporción al del sector automotor en su conjunto a causa de las restricciones a las importaciones que habían regido hasta el año pasado”, dijo Salinas durante un encuentro con periodistas para despedir el año en la sede administrativa de la empresa, en la localidad de Martínez. “Nuestra premisa fue no paralizar la operación, lo cual nos llevó a reuniones interminables con nuestros proveedores internacionales para poder continuar con el suministro”.
En el medio, la empresa redujo personal: durante el segundo trimestre abrió un programa de retiros voluntarios por el cual desvinculó a 400 operarios. Sumado a retiros de personal administrativo fuera de convenio, el plantel de Toyota pasó de 8.000 personas a 7.500. Y pasó la primera mitad del año negociando con sus proveedores externos y su casa matriz, con una deuda comercial que rondaba los 3.000 millones de dólares.
“Pasamos de una expectativa de producción de 160.000 unidades a 168.000, con lo cual hubo que hacer horas extra los fines de semana para poder cumplir con los pedidos”, agregó el directivo argentino, quien preside la filial desde hace dos años.
Según sus números, el mercado interno (concesionarias e importadores) rondará las 410.000 unidades, una cifra que también terminó superando las expectativas que había a comienzos de año.
“Hubo una recuperación de las ventas hacia junio que fue producto de una fuerte brecha en el tipo de cambio en aquel momento, pero cuando esa brecha cedió observamos que las ventas seguían sostenidas. En ese punto acompañó el crédito y hoy las ventas mensuales nos permiten proyectar un mercado de 500.000 unidades para 2025”, estimó.
La fábrica de Zárate de Toyota, con una capacidad de producción de 180.000 unidades, trabaja a tres turnos desde el año pasado y Salinas señaló que sostener ese ritmo de producción de 24 horas al día hoy forma parte de los “desafíos” que tienen por delante.
“Con una situación macroeconómica estabilizada, entendemos que durante 2025 no deberíamos esperar una devaluación abrupta. Lo que tenemos por delante es trabajar muy fuerte en la competitividad. Creemos que la Argentina va a ir a un tipo de cambio apreciado y que no va a ser ninguna devaluación la que nos va a resolver esa necesidad de competitividad. Por lo cual empezamos a trabajar muy fuerte este año en acciones que nos permitan estar más sólidos dentro de los mercados de exportación, que son extremadamente competitivos y donde no hay forma de pensar de ajustar precios. Uno trabaja sobre sus costos, no sobre los precios”.
Salinas estimó que el tipo de cambio seguirá la senda actual no sólo durante el año próximo sino a mediano plazo. “Está claro que en 2025 es poco probable que vaya a haber un ajuste del tipo de cambio, se está trabajando fuerte en lo que es la estabilidad para bajar la inflación, de cara a un año electoral, con todo lo que eso implica. Pero mirando más allá de 2025, el escenario donde nos movemos es de tipo de cambio fuerte, apreciado”, dijo.
En ese contexto, señaló que desde Toyota están buscando la baja de costos. “Nuestra tarea es cómo hacemos para mejorar nuestra condición a la hora de exportar. Hoy es muy difícil, porque además está el costo argentino que no es sólo impositivo, hay muchos costos de la ineficiencia estructural argentina en la cual hay que trabajar para mejorar esa competitividad”.
-¿Están exportando el 80% de lo que producen pero no son competitivos? –preguntó Clarín.
-Nosotros seguimos trabajando y exportando de todo, porque eso no lo podemos dejar de hacer. Hoy no somos competitivos en la exportación, pero obviamente la tenemos que sostener porque es núcleo de nuestro negocio. Por eso nuestra prioridad es trabajar sobre la competitividad.
-¿Y de las cuestiones que no dependen de ustedes, qué es prioritario para mejorar la competitividad?
-Siempre se habla de lo que es la estructura impositiva en la Argentina, su impacto sobre lo que es el negocio de exportación. Después te diría todo lo es infraestructura, que impacta en los costos de operación en general, como caminos y puertos.
-En las concesionarias locales ya se ven descuentos importantes en algunos modelos. ¿Habrá una guerra de ofertas en 2025?
-Claramente, en la medida que el mercado vaya incrementando su oferta va a haber la competencia normal que tiene cualquier tipo de mercado. Yo no le llamaría guerra de precios, el precio es un componente más de la oferta que tiene cada marca y el cliente va a tener más opciones. No la catalogaría como guerra de precios, sino una competencia sana de precios.