La emisión encubierta y el descalabro económico tras Milei

A esta altura podemos mostrar realidades y no especulaciones sobre lo económico y la influencia que tiene en cada una de nuestras actividades cotidianas, o sea, cómo nos afectó desde el 9 de diciembre de 2023 hasta hoy. En ese momento, los valores que teníamos con un total de billetes entre circulante —efectivo en calle, cajas de ahorro y cuentas corrientes—, sumándole los depósitos a plazo fijo según el dato del BCRA, ascendían a $30.000.000.000.000 (BM). En ese contexto pagábamos la nafta súper a $310, la nafta premium a $398, el kilo de asado a $4.000, el subte a $80, el tren a $25 y el colectivo a $53.

Desde entonces hasta hoy acumulamos una inflación promedio de 230% según el IPC, pero el dato del BCRA del primer párrafo, con el total de billetes entre circulante y depósitos a plazo fijo, hoy es de $145.000.000.000.000 (BM), lo que implica 4,83 veces más emisión desde el 10 de diciembre de 2023, o, dicho de forma más sencilla, emitieron cinco veces lo que encontraron. ¿No era que el “Messi de las Finanzas”, devenido en rockstar y supuesto experto en crecimiento con y sin dinero, no había emitido un solo peso? La única verdad es la realidad, y se refleja en los precios actuales: la nafta súper cuesta $1.339, la premium $1.587, el kilo de asado $10.500, el subte $1.071, el tren $280 y el colectivo $451.

Podemos confirmar que hoy existe un verdadero descalabro económico y financiero de la población, consecuencia de los excesos de destrucción de verificaciones y regulaciones que son necesarias en una economía marginal como la que se consolidó desde el 11 de diciembre de 2023. La emisión fue de 500% y lo único que se aproxima es la nafta súper, que subió 432%, mientras que la premium lo hizo en 400%. Sin embargo, en el transporte se dieron aumentos disparatados: el subte 1339%, el tren 1120% y el colectivo 851%, rompiendo los bolsillos de los trabajadores. A esto se suma que, aunque la inflación acumulada fue de 230%, los salarios aumentaron como máximo 120%, perdiendo incluso ese 1,5% que se había recuperado en la presidencia de Alberto Fernández. En aquella gestión, aunque no éramos Suiza, se atravesó un 1000% de inflación acumulada contra un promedio de 1020% de aumentos salariales, lo que permitió recuperar parte de la pérdida frente a la inflación de Mauricio Macri, que había sido del 300% con salarios que solo crecieron 150%.

La suba de precios también encuentra explicación en los combustibles dolarizados y en el transporte, que desde 1992 nunca volvió a hacer un análisis serio de costos, actualizándose directamente según el valor del dólar oficial. En el mismo período pasó de $360 a $1.515, y a ello se le sumó la especulación típica de períodos hiperinflacionarios como el que se inició en enero de 2018 y del que aún no hemos salido ni saldremos mientras no logremos una economía interna saneada y menos dependiente del dólar. Ese problema estructural comenzó formalmente con la convertibilidad, continuó con las políticas de Martínez de Hoz, se repitió con Mauricio Macri y se profundizó con este gobierno, que sometió a la población a una recesión brutal que ahora pretende ir más a fondo, imponiendo a 46 millones de argentinos un sacrificio inútil.

Fabián Medina – Analista económico y tributarista

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