Córdoba: se creó el observatorio municipal para estudiar y abordar la soledad no deseada

Lo que parecía un problema del primer mundo o de países lejanos, como Inglaterra y Japón, ya nos toca de cerca. El pasado martes, la Municipalidad de Córdoba anunció la creación del Observatorio de la Soledad No Deseada, un proyecto que es el primero en Argentina. Sin embargo, a diferencia del Ministerio de la Soledad inglés –creado en 2018– y del japonés –en 2021–, el modelo cordobés en principio se enfocará en las personas mayores.

Perfil Córdoba dialogó con Juan Carlos Mansilla, director del Instituto de Planificación de la Municipalidad de Córdoba (Iplamu) al respecto. Ante la consulta de cuál es la alarma que se encendió para concretar la iniciativa explica que: “las experiencias en los centros de día que trabajan con adultos mayores de la municipalidad y los cambios demográficos propios de Córdoba, dentro de la región, habla de que en los últimos años ha bajado el 40% la natalidad en Argentina, y aumentado la expectativa de vida pone en claro que el envejecimiento de la sociedad va generando fenómenos nuevos, un fenómeno que se está observando y que se está estudiando en otros lugares y viene como una ola indetenible”.

El observatorio, en el que también participarán referentes de la Universidad Nacional de Córdoba, de Villa María, la Universidad Provincial, el Gobierno de la Provincia e instituciones que trabajan con la vejez comenzará a estudiar la realidad en Córdoba. Para esto, estipulan tener un primer estudio para fines del corriente año. No hay una alarma, lo que hay es una acción preventiva. “Estamos frente a un fenómeno social donde todos los indicadores que hacen al componente de la construcción de la soledad están marcados”, afirma Mansilla.

¿Qué es y por qué se habla de soledad no deseada?

En “Una historia de la soledad”, el historiador británico David Vincent distingue entre dos términos. En inglés, hay una palabra para hablar de la soledad elegida –solitude– y la que genera algún conflicto –loneliness–. En el español solíamos tener dos términos: solitud, para la buena, y soledad, para la no elegida. Pero por falta de uso, solo nos quedó la soledad, palabra que sirve para hablar de la que elegimos y es placentera y también para hablar de la que puede generar un conflicto. Entonces, ese estado que puede ser elegido o no, necesita ser aclarado. La problemática de la soledad no deseada, como se la llama en nuestro idioma, se refiere a cuando la persona sufre. Algunos autores, incluso, hablan de aislamiento, pero ese aislamiento no tiene que ser necesariamente físico, y ante una posible confusión, es común en nuestro idioma hablar de “no deseada” para cuando la persona siente que la afecta emocionalmente.
No es lo mismo estar solo que sentirse así. En las últimas décadas, en parte por el creciente individualismo, el efecto de las redes sociales digitales en la vida cotidiana y hasta influenciado por la situación económica de la persona, lo que comenzó a preocupar es el sentimiento de soledad como eso que “no puedo modificar y con lo que la paso mal”. Esto que, por lo general se asocia a las personas mayores, es también intergeneracional.

No obstante, el observatorio municipal comenzará poniendo el foco en la vejez al analizar la situación en las personas que tienen entre 60 y 80 años, pero a mediano plazo también abarcará a personas más jóvenes. “Cuando empezás a estudiar el tema, te das cuenta que cruza también a las generaciones jóvenes. Por otras causas que tienen más que ver con el modelo de vínculos que establecen a través de las redes sociales. Pero la población de mayor vulnerabilidad entendemos que está entre las personas mayores y eso es lo que nos proponemos medir. Justamente, el tipo de estudio que se va a hacer es cuantitativo y cualitativo”, explica Mansilla.

La situación socioeconómica influye

En 2021, la Fundación Navarro Viola presentó su informe cualitativo “La soledad desde la perspectiva de las personas mayores” en el que, entre sus conclusiones, encontraron que el sentimiento de soledad no deseada aumentaba en aquellas personas mayores que tuvieron menos oportunidades educativas. “La percepción de soledad disminuye drásticamente cuando mejora el estrato socioecónómico”, describe el primer capítulo del informe.
En este sentido, Mansilla advierte que estamos en un contexto en el que las personas mayores son vulneradas. Sin ir más lejos, uno de los principales temas de la semana tiene que ver con el aumento de las jubilaciones y pensiones nacionales y el anuncio del presidente Milei que anticipó que vetará lo que decida el poder legislativo.
“Entendemos también que es una población relegada. Y aunque el municipio no puede aumentar la jubilación, sí puede empezar a trabajar para dar visibilidad y aplicarlo en programas”. Es decir, que el observatorio también tiene entre sus objetivos el de redefinir o planificar la política pública orientada a las personas mayores basada en lo que el estudio demuestre. En un primer momento, los resultados del informe se traducirán en gestión no sólo vinculada a los centros de día que la Municipalidad dispone. El observatorio permitirá relevar datos cualitativos y cuantitativos, identificar zonas de mayor riesgo en la ciudad y coordinar acciones con centros de salud, organizaciones comunitarias y universidades, además de producir informes periódicos para orientar las políticas públicas con datos.

¿La soledad es solamente femenina?

La soledad y el envejecimiento son aspectos multidimensionales. Además de una realidad material –el ingreso y las condiciones de vida– también influye la percepción sobre sí mismas. En el mismo informe de la Fundación Navarro Viola se explica que las mujeres fueron quienes expresaron más ese sentimiento de soledad. Eso no significa que los hombres no lo sientan, incluso puede que por cuestiones culturales, tal vez, son ellas las que lo ponen en palabras.

No obstante, Mansilla aclara que demográficamente, las mujeres viven más que los varones, aunque esa diferencia va disminuyendo con las décadas. Por lo tanto, si se piensa que hay más mujeres que hombres, sobre todo en la vejez, el sentimiento de soledad es más fuerte en ellas.
En este sentido, el director de Iplamu explica que: “Los estudios indican que las mujeres mayores de 65 años están en una situación de vulnerabilidad social; con el observatorio validaremos esto o no. Pero coincide con el hecho demográfico de que la mujer vive algunos años más que los hombres”.

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