Mientras la Unión Industrial Argentina se sienta a la mesa de Mayo con el gobierno de Javier Milei y evita pronunciarse sobre la situación compleja de las fábricas, una seccional muy fuerte del interior del país quebró la paz discursiva y salió a denunciar una «profunda crisis», producto de las políticas de apertura de la Casa Rosada.
La referencia es para la Unión Industrial de Tucumán (UIT), cuyo presidente, Jorge Rocchi Ferro, avisó que el programa económico generará más desempleo y más caída de la actividad. En declaraciones periodísticas, el presidente de la entidad aseguró que «estamos todos complicados», hablando puntualmente de sectores clave como el de Cítricos, el azucarero, los textiles de Topper y hasta la fábrica de camiones Scania. Según su prisma, las razones de cómo el industricidio pega en el NOA van desde la caída del precio internacional de algunas commodities, hasta lo que calificó como «un paupérrimo mercado interno», impactado por la apertura de las importaciones.
«Si un empleado es despedido, no tiene reinserción en otras empresas porque Tucumán no tiene recambio», continuó Rocchia Ferro, que como la UIA nacional también pidió que les bajen los impuestos a cero o costos laborales a la mitad para competir con países como Brasil.
«Lenta y desigual»
Hace unos días, Martín Rappallini, titular de la UIA, se reunió con el Gobierno de Milei en el marco de las reuniones de la mesa de Mayo. En ese mitín, no hubo críticas a la política oficial para el sector, y tampoco la entidad madre manifestó el tema en comunicados. En la otra esquina, los tucumanos emitieron un documento que pone blanco sobre negro sobre la situación que atraviesan las fábricas de la provincia.
Precisaron que la recuperación tras la recesión del 2024 es lenta y desigual. Y que a eliminación de valores de referencia, criterios y medidas sobre la reducción de aranceles de importación de ropa, tejidos, hilados y calzado pone en riesgo miles de puestos de trabajo directos e indirectos.
En esa línea, la UIT hizo eje en la desregulación de las importaciones textiles, que dañó seriamente la competencia. Según los calculos de la entidad, más del 70 por ciento de las importaciones vienen de Asia, “donde la producción se realiza en países que no cumplen con los mínimos estándares ambientales, presentan condiciones laborales muy precarias y carecen de normas básicas de seguridad e higiene”. A ello se agrega, de acuerdo a su propia información, la elevada carga impositiva y previsional, junto a la asimetría de costos energéticos y logísticos que enfrentan las fábricas localizadas en el NOA, lo que agrava aún más la competencia desigual con productos foráneos.
De manera puntual manifestaron que «la industria del calzado enfrenta una coyuntura crítica. Las recientes disposiciones empresariales han implicado la reducción de jornadas laborales y salarios, motivadas por la caída del consumo interno, la apertura de importaciones y la creciente competencia de productos asiáticos, factores que ponen en riesgo la estabilidad del sector. El resto de las empresas textiles están analizando implementar medidas similares en el corto plazo”. Otro de los casos que citaron el es del Papelera Tucumán, que «por paros sindicales han agravado una situación ya compleja, dejando a la empresa en una posición financiera delicada, con sus actividades y niveles de consumo en franco descenso”.
Por último, hicieron un llamado a las autoridades provinciales y nacionales para llegar a acuerdos sobre políticas fabriles. “Es un escenario que exige la apertura de un diálogo sincero y constructivo entre todos los actores de la economía provincial y nacional, con el objetivo de discutir y consensuar medidas que permitan proteger el entramado industrial tucumano. Es fundamental identificar los problemas con claridad y trabajar de manera conjunta para lograr industrias más eficaces y eficientes, capaces de sostener el empleo y aportar al desarrollo de la provincia”, concluyeron.