El monje: el lado más polémico y desconocido de Santiago Caputo, el estratega de Milei

Martes 22 de octubre de 2023. Dos días antes, Javier Milei ha quedado en el segundo lugar en las elecciones presidenciales generales, y deberá ir al balotaje con Sergio Massa. A la noche, en la casa de Mauricio Macri, nacerá lo que se conoce como “el pacto de Accasuso”, el respaldo del ex mandatario, más Patricia Bullrich -la candidada relegada al tercer lugar-, al libertario.

“-Caputo, te estábamos esperando -le dice Macri al asesor estrella de Milei, que con su hermana Karina están sentados desde un rato antes frente a la mesa ratona.

Macri siguió:

“-Estábamos charlando la posibilidad de hacer mañana una conferencia de prensa conjunta para explicar la importancia de este nuevo espacio político. ¿Qué dice el especialista? Tenemos que decirles a los argentinos que no pueden volver al pasado.

-Entiendo el sentimiento, Mauricio. Y la voluntad de ayudar. Pero si hacemos eso, Javier puede perder las elecciones… Esto no puede ser un pacto de cúpula. Si blanqueamos un acuerdo, comprometemos el mensaje antipolítico, que es lo que nos trajo hasta acá… Me parece que lo mejor es que ustedes brinden su apoyo incondicional a la candidatura de Javier. Y que no parezca que es un tema de cargos o arreglos políticos… Que se entienda esto como lo que es. Si no, se va a interpretar como el segundo tiempo de Macri. Y este es el primer tiempo de Milei.

En “El monje. La verdadera historia de Santiago Caputo, el guionista de Milei” (Planeta), así reconstruyen Maia Jastreblansky y Manuel Jove ese momento crucial hacia el nacimiento del gobierno libertario. Con Caputo en un rol decisivo en poner límites a la ambición del ex mandatario de formar una alianza o cogobierno, ante la irrupción de Milei, ese “outsider” de la política sin territorio ni fuerzas propias en el Congreso. Una tensión que continúa hasta hoy con el PRO, por el liderazgo de la derecha en el país y al que la investigación de Jastreblansky y Jove viene a contribuir en su comprensión e interpretación.

Libro EL Monje sobre Santiago Caputo

El proceso político es inescindible de esta narración donde la figura central es Caputo. Tras el relato de su adolescencia difícil, con un tránsito complicado por la escuela secundaria y la vida familiar donde ya despuntaba el enfant terrible, aparece el estratega, el consultor, el operador, el dramaturgo del caos, el monje negro, todas definiciones de los autores para orientarnos a quién se está descubriendo -aunque el título de portada haya omitido el adjetivo para dejarlo en “el monje”, a secas.

“De abuelo apostador y padre notario, desde chico fue aficionado a las historias épicas de guerreros, gladiadores y soldados, que mezclan la aventura, la sangre, la camaradería y el honor. En otra vida, hubiera querido ser Leónidas de Esparta o un marine escarlata y oro. Pero le tocó ser un chico acomodado de Belgrano y del country Martindale, con padres que juegan al golf”, lo pintan al hombre del “triángulo de hierro”.

La biografía de Jastreblansky y Jove ubica a Santiago en una rama de los Caputo sin la misma inmensa fortuna que sus primos lejanos Nicky -el amigo del alma de Macri- y hermanos; aunque el padre de Santiago, Claudio, se convertiría en escribano del emporio empresarial de Nicky. Caputo padre (fallecido en 2021, que llegó a ser presidente del Colegio de Escribanos de la Capital Federal), era más cercano a sus parientes Hugo y Flavia, hermanos de Rossana y de Toto Caputo, el hoy ministro de Economía. Y por otro lado tenía un vínculo de afecto con otro primo hermano, Dante Caputo, el ex canciller alfonsinista; Paola, hija de Dante y concejala en Vicente López, le daría trabajo de asesor a su primo Santiago, que ya estudiaba Ciencias Políticas en la UBA y había empezado a dar capacitaciones en el Instituto Lebensohn de la UCR porteña, creado por Coti Nosiglia.

Santiago Caputo con Javier y Karina Milei, al afiliarse a La Libertad Avanza.

Pero esa experiencia de Santiago duraría solo tres meses. Tenía otros objetivos, era fan de la consultoría al estilo norteamericano y de la serie The West Wing que hizo furor a principios de siglo, sobre la comunicación política de la Casa Blanca. La tía Inés fue la que levantó el teléfono para pedirle a Nicky, el primo lejano, que le facilitara acercarse -y pedirle trabajo- a Jaime Durán Barba. Corría el año 2010 y el ecuatoriano era el consultor estrella de Macri, que gobernaba la Ciudad.

La investigación desmenuza merecidamente los años del “monje negro” en la consultoría, en Move Group bajo el ala de Rodrigo Lugones, el “mejor alumno” del gurú ecuatoriano (a instancias de Santiago, Mario Lugones, padre de Rodrigo, uno de los dueños del Sanatorio Güemes y socio presuntamente de Coti Nosiglia y Luis Barrionuevo, es hoy ministro de Salud de la Nación).

El relato de los periodistas podría inspirar a un Scorsese argentino a hacer una versión local del Lobo de Wall Street, claro que trasladada a la consultoría política. Ingredientes no faltan: políticos ávidos y ambiciosos, adrenalina, whiskies caros y sobre todo, muchos millones.

La casta y los clientes

Aquí acaso revelan los autores uno de los aspectos más notables del enfant terrible: el contraste del discurso anti “casta” y antipolítico de Milei, guionado por Santiago Caputo, quien “había tenido como clientes a más de la mitad de los que ahora acusaba de corruptos”, en el episodio en que Milei salió al contrataque en la campaña de 2023, tras las acusaciones por la venta de candidaturas.

La lista de políticos-clientes, según los autores: el radical Emiliano Yacobitti, María Eugenia Vidal cuyo equipo de campaña Caputo integró; el Frente Renovador de Sergio Massa, que aparecía en la página de Move como un cliente habitual; también “el gobierno porteño de (Horacio Rodríguez) Larreta (que) le otorgó a Move cuantiosos contratos, a través de la generosa intervención de otro apuntado, (Diego) Santilli”. En los dos mandatos de Larreta en la Ciudad, Move se llevó contratos por 3 millones de dólares “según los registros formales”, relevan los autores. Move trabajaba para el PJ porteño, y Rodrigo Lugones hizo un vínculo importante con Juan Manuel Olmos, quien llegó a presentarlo a Alberto Fernández, recién asumido presidente. Santiago Caputo en particular, llevó adelante campañas desde la lilita Mariana Zuvic en Santa Cruz a su amigo Martín Yeza, hoy diputado, cuando llegó a la intendencia de Pinamar.

El enfant terrible, a quien los autores descubren también como masón, aunque “inactivo”, mantenía incólume su mirada de las cosas. Rastrean que en 2015, antes del balotaje con Daniel Scioli en twitter acusó a Macri de “tibio”. Marcos Peña, mandamás de la comunicación macrista por entonces, hizo que Durán Barba lo llamara al orden y borrara el tuit.

“Fue abriendo cuentas con seudónimos… pasó a la clandestinidad. Y se volvió un troll”, relatan Jastreblansky y Jove una práctica de Caputo que sigue hasta hoy.

Y siguen:

“El blanco de sus odios eran el gobierno macrista y el PRO en general. En parte era un rencor comercial, por el bloqueo de Peña a los servicios de Move. En parte se producía en él un cambio de piel ideológico, que lo alejaba de lo progre y de la reivindicación de la democracia con la que se ‘come, se cura y se educa’ para acercarse a ese cóctel de moral conservadora y sobredosis liberal que encarnaban los nuevos fenómenos de resistencia contra la opresión estatal en el mundo”.

El libro de Jastreblansky y Jove es también una crónica imprescindible del inicio y transcurso del gobierno de Javier Milei, del que los autores, en su rol de periodistas en Casa de Gobierno, son testigos de primer orden. Llegando temporalmente, incluso, hasta el reciente escándalo $LIBRA, y la posterior manipulación televisiva de Caputo de las respuestas de Milei en una entrevista televisiva.

Desfilan los personajes del planeta libertario, los caídos en desgracia -buena parte de los compañeros de ruta, soviética aunque incruentamente eliminados, – y los que aún sobreviven la trituradora mileista.

Se muestra el ascenso de Caputo el estratega -autor también del discurso de Davos en el que Milei vinculó homosexualidad con pedofilia- a quien el Presidente bendijo como “arquitecto” de su triunfo electoral y vértice de su exclusivo “triángulo de hierro”. Su toma de control de la SIDE, de la AFIP, de resortes clave del poder, incluyendo el manejo de la multimillonaria pauta de YPF (a través de otro socio de Move, Guillermo Garat). El que llevó al Gobierno a derrotas obvias en el Congreso, el que negoció sin éxito finalmente con los K por la Corte Suprema. Que sigue siendo monotributista categoría B -de las más bajas- , “asesor presidencial” sin firma, por tanto sin someterse a revisión de ningún organismo de control público.

Jastreblansky y Jove definen a Caputo como “un tipo de 40 años, inteligente, conservador, místico”. Dan cuenta de que la empresa, pese a todo, solo tiene dos accionistas, los hermanos Milei. Y hacen una prospección inquietante, y acertada a esta temprana altura de las circunstancias: “¿Puede (Caputo) caer en desgracia? Puede. Si fallan sus hechizos para moldear la opinión pública. Si las encuestas dejan de ser alentadoras. Si la fuerza de gravedad opera más fuerte que las fuerzas del cielo, puede caer. ¿Y Karina? Si ella pierde confianza en él o se siente defraudada, también puede ser su final”.

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