El Palacio de la Zarzuela vuelve a estar en el centro de la polémica. Esta vez, no se trata de cuestiones institucionales ni de la vida pública de la heredera Leonor, sino de una decisión personal del rey Felipe VI que despertó una ola de indignación: el monarca decidió no asistir a la graduación de su hija menor, la infanta Sofía, que termina su etapa escolar en el UWC Atlantic College de Gales.
El gesto, visto por muchos como una clara muestra de favoritismo hacia Leonor, dejó a la joven en una posición dolorosa en medio de su decisión de alejarse momentáneamente de la Corona española mientras intenta definir su futuro.
Mientras que hace dos años toda la familia real viajó al Reino Unido para celebrar la graduación de Leonor, este año Sofía solo contará con el apoyo presencial de su madre, la reina Letizia. Ni su padre ni su hermana mayor estarán presentes en uno de los momentos más significativos de su vida. La justificación oficial: Felipe deberá asistir a la toma de posesión del nuevo presidente de Ecuador, evento que, curiosamente, cae justo el mismo fin de semana de la graduación.
El futuro de la infanta Sofía en la monarquía española
A punto de cumplir 18 años el 29 de abril, Sofía comenzó a tomar sus propias decisiones. En las últimas semanas se conoció que la infanta renunció a seguir los pasos militares de su hermana, decisión que no cayó bien en su entorno más cercano.
Mientras Leonor se somete a un exigente plan de formación castrense en los tres ejércitos durante tres años, Sofía eligió otro camino: comenzará una carrera universitaria en septiembre.
Este giro generó cierta incomodidad en Zarzuela. La posibilidad de que Sofía sea percibida como más “preparada” intelectualmente que su hermana es un escenario que el rey Felipe prefiere evitar a toda costa. Y en esa línea, las decisiones más recientes parecen reflejar un intento deliberado por mantenerla en un segundo plano. De hecho, la distancia entre Felipe y su hija menor no es nueva. Según fuentes cercanas a la familia, padre e hija solo coinciden verdaderamente en su pasión por el fútbol.
Si bien la Corona necesita blindar a Leonor como futura reina, la exclusión simbólica de Sofía puede resultar contraproducente en términos de imagen y empatía con el pueblo, que no ve con buenos ojos los términos en los que los reyes se están manejando con su hija menor, quien de por sí, ocupa un lugar secundario en la Corona.
VO