La decisión del presidente Javier Milei de designar por decreto a Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para ocupar las vacantes en la Corte Suprema de Justicia tensiona aún más el vínculo con Mauricio Macri, jefe de Pro, cuando se acercan las instancias decisivas para el proceso electoral de este año.
Es que Macri, quien expuso la semana pasada su ira contra Santiago Caputo, principal asesor de Milei, después de que el director ejecutivo de la Agencia Nacional de Puertos y Navegación, Iñaki Arreseygor, lo acusara de complotar para sabotear la fallida licitación de la hidrovía Paraguay-Paraná, ya había explicitado hace seis meses su rechazo a la idea del Presidente de promover la candidatura de Lijo. “Es un error; le dije a Javier que no estaba de acuerdo”, remarcó Macri en agosto pasado, después de que encabezará el acto de relanzamiento de Pro en La Boca.
Este martes, después de que Milei confirmara que avanzará con las designaciones por decreto y en comisión de Lijo y García Mansilla después de que se trabaran las negociaciones en el Senado para votar los pliegos en el recinto, Macri optó por el silencio, pero se mantuvo en contacto con sus colaboradores más estrechos para evaluar las derivaciones políticas y judiciales de la movida de la Casa Rosada. “Le parece que esto es más de los mismo; pareciera más una jugada vinculada a distraer a la opinión pública y sacar el foco del criptogate. Se ve que quieren pasar la crisis”, señalan allegados a Macri.
En la cúpula de Pro aseguran que el expresidente y el resto de los altos mandos del partido acordaron que discutirán el tema mañana durante la reunión de la “mesa ejecutiva” de la fuerza. El cónclave está previsto para las 11 en la sede partidaria de Balcarce 412.
“Lo vamos a debatir mañana; no hay apuro. Ya se sabe cuál es nuestro posicionamiento [respecto de Lijo]. Pero hay mucho enojo con el Gobierno, sobre todo, por la acusación que hicieron respecto la hidrovía”, dicen en la cúspide de Pro. En el equipo de Macri aseguran que aún no definieron si habrá un comunicado. Todo dependerá del resultado de la reunión de mañana. “No es un comentarista de la realidad”, señalan.
Entre tanto, en el macrismo ya circula un borrador con los argumentos que utilizará el líder de Pro para discrepar de la maniobra del Gobierno para llenar las vacantes de la Corte antes de que finalice el período de sesiones extraordinarias. Los ejes de la argumentación se desprenden de una nota publicada en LA NACION por Martín Casares, exjefe de Gabinete de Germán Garavano en el Ministerio de Justicia y secretario general del Colegio Público de Abogados de la Capital. En ese documento, Casares, encargado de los asuntos ligados a la Justicia en la Fundación Pensar, arguyó que la designación de jueces por decreto “impacta negativamente en la seguridad jurídica y la confianza pública en las decisiones judiciales”.
Durante su mandato presidencial, Macri designó por decreto a Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti. Sin embargo, los dos jueces llegaron a la Corte una vez que fueron ratificados por el Senado. Según Macri, ambos candidatos no generaban un “debate” ni fueron cuestionados como ocurrió con el caso de Lijo. Y, por eso, terminaron siendo avalados por la Cámara alta.
Los consejeros de Macri resaltan que el jefe de Pro admite que fue una “equivocación” avanzar por decreto con los nombramientos de Rosenkrantz y Rosatti. “Luego lo corregimos y conseguimos los consensos necesarios en el Senado, cosa que ahora no estaría ocurriendo con Lijo y Mansilla”, dicen cerca del exmandatario. De hecho, la Corte no les tomó juramento a Rosenkrantz y Rosatti hasta que recibieron el visto bueno del Senado.
“El Gobierno miente cuando lo compara con Rosenkrantz y Rosatti, porque no entraron a la Corte por DNU, sino porque los votó el Senado”, apuntan los laderos de Macri.
La Casa Rosada confirmó hoy que Milei firmó los decretos para designar en comisión a García-Mansilla y Lijo como jueces de la Corte “hasta la finalización del próximo periodo legislativo, con el objetivo de normalizar el funcionamiento del máximo tribunal judicial de nuestro país”. Para el Ejecutivo, el máximo tribunal no puede funcionar con solo tres miembros. “El Gobierno Nacional no tolera ni tolerará que los intereses de la política se impongan por sobre los del pueblo argentino, bajo ninguna circunstancia”, justificó la Oficina del Presidente.
Milei avanzó por esa vía después de que se frustraran las tratativas para conseguir el apoyo de la oposición, sobre todo, el kirchnerismo para aprobar los pliegos en el Senado. Lo hizo cuando faltan apenas cuatro días de la apertura de sesiones ordinarias y en plena polémica por la promoción de la criptomoneda $LIBRA. “Es un escándalo lo de la cripto, no lo pueden explicar. Por eso buscan desviar la atención. También pretenden distraer con el giro respecto del apoyo a Ucrania o la pelea con el Grupo Clarín. Esto todo un papelón”, puntualiza un macrista paladar negro. No obstante, el Pro votó en contra de la creación de una comisión investigadora sobre el caso en el Senado.
Macri ya había anticipado que el bloque de Pro no estaba de acuerdo con votar a favor de Lijo. Hasta el momento, solo la larretista Guadalupe Tagliaferri se expresó en contra de la decisión de Milei de nombrar a los jueces por decreto.
En agosto, el expresidente consideró que “lo más importante a restablecer en la Argentina, que es la fuerza que dinamiza un país al progreso, es la confianza”. Por eso, advirtió que Milei se equivocaba al nominar un juez tan controvertido como Lijo.
Macri machaca desde hace meses con que al gobierno de Milei le falta más “institucionalidad”. Por esa razón, le recomendó al Presidente que no avance con la postulación de Lijo, una propuesta que acercó a la Casa Rosada el juez Ricardo Lorenzetti. “La macroeconomía estable, sin inflación y sin déficit fiscal, es una pata, pero la pata más importante es la Justicia”, remarcó. Y añadió: “nominar a alguien que ya genera un debate enorme y cuestionamientos enormes a la Corte… no sé, Javier, no lo entiendo”.
La jugada de Milei y su mesa chica, que se produce en pleno escándalo por el criptogate, vuelve a marcar un quiebre en el vínculo con Macri en medio de las dudas en torno a un eventual acuerdo entre Pro y LLA para confluir en las próximas legislativas. La semana pasada, durante su paso por Rosario y Arrecifes, Macri volvió a criticar con dureza a Caputo y el círculo íntimo del Presidente. Quienes lo rodean lo notan cada vez más pesimista respecto de la posibilidad de que Pro y LLA lleguen a un pacto para converger en las urnas: “Hasta ahora no verificamos un cambio de actitud en el entorno ni que Milei haya decidido designar a otro interlocutor. Creemos que las probabilidades de que haya un acuerdo son menores al 30%”, admite un integrante fiel de la organización de Macri.
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