La exlegisladora bonaerense Claudia Rucci presentó su renuncia como directora general del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, un puesto al que había llegado por designación de la vicepresidenta Victoria Villarruel en enero de 2024. Su salida, aunque presentada como una decisión “estrictamente personal”, llega en un contexto político marcado por tensiones internas y cambios estratégicos en el equipo de Villarruel.
La renuncia de Rucci ocurre luego de que la Casa Rosada apuntara críticas hacia su gestión, particularmente tras la polémica colocación del busto de la expresidenta Estela Martínez de Perón, conocida como «Isabelita», en el Senado. Este gesto simbólico, que sucedió tras un encuentro entre Villarruel e Isabel Perón en Madrid, generó fricciones con sectores cercanos al oficialismo. Según fuentes políticas, la salida de Rucci refleja no solo estos desacuerdos, sino también la intención de Villarruel de alinear su equipo con la estrategia de Barcarce 50
Desde el entorno de la vicepresidenta aseguraron que la relación entre ambas sigue siendo cordial. Sin embargo, en la vereda opuesta subrayaron que Villarruel está reordenando su estructura de trabajo para estar más sincronizada con el Gobierno. En este contexto, esta semana se descongelaron ciertas relaciones políticas, y Villarruel participó junto a senadores de un encuentro liderado por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, para avanzar en la agenda legislativa.
Claudia Rucci, hija del sindicalista José Ignacio Rucci, asesinado por Montoneros en los años 70, difundió su renuncia a través de redes sociales. Agradeció el apoyo recibido durante su gestión y publicó un video con imágenes destacadas de su paso por el Senado. Pese a que aseguró que su salida se debía a motivos personales, las especulaciones sobre su alejamiento no tardaron en surgir.
La renuncia también se da en un marco de tensión entre Villarruel y el presidente Javier Milei, quien desde el Ejecutivo considera que la relación política con su vicepresidenta está “terminada”. No obstante, esta semana Villarruel y el jefe de Gabinete participaron de reuniones con senadores para discutir la derogación de las PASO, una prioridad legislativa que busca consolidar la agenda del Gobierno.
El Senado debatirá la reforma electoral en febrero, en medio de negociaciones para sumar consensos y lograr los votos necesarios. En paralelo, Villarruel deberá lidiar con los desafíos internos que la reestructuración de su equipo podría implicar, mientras intenta mantener la sintonía con Balcarce 50 y fortalecer su propia agenda política.
por R.N.