De Florianópolis a Pipa, las playas de Brasil desbordan de argentinos que disfrutan las mieles de los bajos precios. Al otro lado de la Cordillera, en Chile se repite el panorama: a diario miles cruzan en avión, auto o micros en viajes de turismo y compras donde los shoppings y centros comerciales son añorados por los costos convenientemente accesibles. Dentro del país, los datos no son alentadores: la ocupación hotelera de varios de los principales destinos turísticos está en torno al 50 por ciento. ¿Ahora sí los dólares los ponemos los argentinos?
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A pesar de la caída de la actividad económica, los despidos masivos y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios reportada en el primer año del gobierno de Javier Milei, en 2024 aumentó la cantidad de argentinos que vacacionaron en el exterior. Aunque aún no hay datos oficiales de 2025, en el sector turístico afirman que la tendencia se mantiene. Una a una, cuáles son las razones y cuánto podría sostenerse este proceso.
Menos turismo interno, más turismo emisivo
Entre enero y noviembre de 2024 —último dato disponible— hubo una baja acumulada del 8,3% en la llegada de turistas al país con respecto al mismo período del año anterior. Desde mayo, con el correr de los meses, esta tendencia se ha ido profundizando y en noviembre fue del 19,2% interanual, a tono con el encarecimiento del país en dólares. Por el tipo de cambio y los precios, Argentina ya no es un destino tan atractivo para los turistas extranjeros.
Al mismo tiempo, en el acumulado de los primeros 11 meses del 2024, se dio un aumento del 9,2% de argentinos que vacacionaron en el exterior. En noviembre este incremento fue del 43,2% interanual.
Desde 2011 que la cuenta turismo del Banco Central—lo que ingresa del turismo receptivo menos lo que sale del emisivo— es deficitaria. En 2024 ese rojo fue de 5.125,5 millones de dólares, muy por encima de otros años. Eso sin contar aún con los datos de diciembre, que todo indica incrementarán fuertemente la sangría en el balance del BCRA. Los destinos principales en este lapso de tiempo han sido por lejos Chile (23,9%) y Brasil (19,3%). Les siguen Paraguay (13,1%) y Uruguay (12,1%).
Es cierto que el déficit en este rubro, a pesar de la magnitud del de este último año, no es una novedad. Pero este aumento del turismo emisivo se da en un contexto de recesión económica, caída de los ingresos y suba del desempleo con respecto a diciembre de 2023.
«Si bien es muy pronto para establecer números de la temporada, da la sensación de que en diciembre no hubo cambios en la tendencia», sostiene Carlos Núñez, director ejecutivo de FACVE, una organización que nuclea a las medianas y grandes agencias de viaje del país, en diálogo con Página|12.
Núñez asegura que en diciembre se mantuvo la caída del movimiento turístico hacia la Argentina. «El turismo afectado es el proveniente de los países limítrofes, ese que se mueve en función de los tipos de cambio de la región. Cuando Argentina tiene un tipo de cambio alto todos vienen, cuando devalúa Brasil se van para allá”, sostiene Aldo Elías, vicepresidente de la Cámara Argentina de Turismo, ante la consulta de este diario.
Operadores turísticos masivos también reportaron un crecimiento en las ventas de paquetes y viajes al exterior. “En algunos casos, los paquetes internacionales pueden resultar más económicos o competitivos debido a promociones, acuerdos con aerolíneas y hoteles, y las condiciones de financiación que ofrecemos», aseguran desde la agencia Despegar.
Turismo al exterior: ¿cuánto influye la devaluación en Brasil y Chile?
A este escenario hay que sumarle un factor clave. Las recientes devaluaciones de Chile y Brasil, los principales destinos turísticos en el exterior para los argentinos, lo cual provoca que en esos países los precios de bienes como alimentos e indumentaria sean mucho menores que en Argentina. Al no tener economías bimonetarias como la local, la depreciación de sus monedas no tiene las mismas consecuencias.
Al mismo tiempo, el turismo local se ha visto muy afectado. Según el dirigente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), los destinos argentinos más perjudicados fueron el Norte y Mendoza, donde la ocupación hotelera esta temporada es del 40 por ciento, mientras que en Mar del Plata es del 50 por ciento, de acuerdo con sus datos.
Mientras tanto, el Gobierno construye su propio relato y el secretario de Turismo, Daniel Scioli, asegura que es una gran temporada: «La recuperación económica, el knockout a la inflación y la estabilización lograda por el Presidente Milei explican los números tan positivos», aseguró. En la Costa, destino predilecto, los alojamientos tienen montos similares o incluso por encima de lo que ocurre en ciudades de Brasil o Chile.
Un relevamiento de este medio por diversos sitios especializados comprobó que una propiedad para dos adultos y dos niños en Pinamar no baja de los 100 dólares diarios, mientras que en la coqueta playa de Ipanema, en Río de Janeiro, se ofrecen desde 45 o 50 dólares diarios. En el barrio Las Condes, en Santiago de Chile —zona cercana al shopping más conocido— se puede conseguir desde 40 dólares diarios.
El único motivo por el cual la temporada de verano en Argentina no es más alarmante para el turismo local, es el costo de los aéreos. Para ir de Buenos Aires a Rio de Janeiro no se consiguen vuelos por menos de 250 mil pesos, solo la ida. Para ir a Mar del Plata, los pasajes micro oscilan entre los 50 y los 70 mil pesos.
«Se espera que la temporada de verano en enero tenga por lo menos 75 por ciento de ocupación. Si no la tengo en enero, ¿qué me espera para mayo?”, se pregunta Elías. En el acumulado enero-octubre 2024 la ocupación hotelera cayó 13,5 por ciento con respecto al mismo período de 2023 y la caída sería más alta en los próximos meses.
Desde la CAT también destacan el mal clima y el hecho de que «la gente hace las reservas para irse de vacaciones con la menor antelación posible de la historia”. «En años anteriores casi no hubo baja estacionalidad en los destinos turísticos nacionales, hubo turismo casi todo el año. Eso fue algo que no había visto en más de 30 años en la actividad», compara el dirigente de FACVE.
La política económica del Gobierno
En enero de 2025 el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) del BCRA, que mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto a los de los principales 12 socios comerciales del país, fue de 79,04. Apenas por debajo del de diciembre. Es el dato más bajo desde noviembre de 2015 y el tercero más bajo desde el fin de la convertibilidad. Mientras más bajo es este número, mayor apreciación del tipo de cambio hay.
“No hay ninguna duda del atraso cambiario. El ITCRM está en niveles similares al momento en que asumió Milei. Él decía que en ese momento la Argentina estaba super apreciada y hoy está en esos mismos niveles», advierte Hernán Letcher, economista y director del CEPA. El argumento del Gobierno para asegurar que no hay atraso cambiario es que el BCRA compró más dólares de los que vendió. Pero a pesar de la recesión, el fuerte ajuste y la brutal devaluación de diciembre de 2023, el nivel de reservas netas es negativo en poco más de 10 mil millones de dólares, lo mismo que dejó el gobierno de Alberto Fernández.
Apenas asumió el poder, el Gobierno llevó el tipo de cambio de $400 a $820. En la actualidad, con un crawling peg mensual del 2%, cotiza a $1.066. Pero entre diciembre de 2023 y enero de 2025 —el dato más reciente disponible— la inflación acumulada fue del 173,19%. Hasta mayo de 2024 el turismo emisivo se resintió, como cada vez que se produce una devaluación, pero a partir de ese momento comenzó a aumentar exponencialmente.
El gran problema de este dólar sostenido artificialmente es que se da en el marco de un modelo que no solo no va a generar divisas en el futuro, sino que va a demandar cada vez más para importar. Esto provoca que los sectores industriales pierdan competitividad con respecto a los países vecinos y que importar se vuelva cada vez más económico, lo que junto a la recesión por la caída de los ingresos explica en buena parte los más de 180 mil puestos de trabajo registrado que se perdieron y las 12 mil empresas que cerraron desde la asunción de Milei.
Desde el sector turístico sostienen que lo que necesitan es una baja de impuestos. «Hoy el 50% de nuestros precios están compuestos por impuestos, lo cual nos hace menos competitivos que los países vecinos», asegura Elías. Por otro lado, Letcher advierte que con esta situación cambiaria la baja impositiva no sería solución: “Hoy podés sacarle los impuestos a muchos productos y sin embargo siguen siendo más caros que en el extranjero».
«El blanqueo de capitales te está financiando la cuenta turismo. La única manera de que esto resista es inyectando dólares todo el tiempo. Por eso el Gobierno está desesperado por recibir otro préstamo del FMI. Pero los dólares del FMI entran por única vez, ¿y cuando los tengamos que pagar de dónde sacamos el dinero?”, se pregunta el economista.
Además, asegura que el RIGI tampoco va a solucionar el déficit de la balanza comercial: «Te puede dar dólares en el momento de la inversión originaria, pero un proyecto de minería los primeros 3 años no exporta». Cabe destacar que este régimen exime a las empresas de liquidar sus divisas en el mercado interno después del cuarto año de iniciada la inversión, por lo tanto el problema del flujo va a seguir presente.
“El modelo no cierra. Vos me podés decir ‘Hernán porque es kuka’, pero lo dijo Cavallo», ironiza el director del CEPA. Y es que el exministro de Economía Domingo Cavallo llegó a una conclusión muy similar. «Es razonable concluir que existe una apreciación real exagerada del Peso que puede estimarse en alrededor del 20%. Parecida a la que existió en los tres años finales de la convertibilidad, apreciación real que llevó a una deflación muy costosa porque transformó a la recesión que se había iniciado a fines de 1998 en una verdadera depresión económica, fenómeno que comenzó a erosionar el crédito internacional del país y a alentar la salida de capitales«, sostuvo hace unos días el padre de la Convertibilidad.
Deme dos, por favor.