Pekerman con Olé: el recuerdo de Diego, la Selección y los pekerboys, su nieto futbolista y las ganas de volver a dirigir

30/12/2024 12:14hs. Actualizado al 30/12/2024 12:35hs.

Su nombre es sinónimo absoluto de formación de futbolistas. Más allá de haber sido un volante de Argentinos y de haber vestido también la camiseta de Independiente de Medellín de Colombia, el gran legado que dejó para siempre José Néstor Pekerman tiene que ver con su trabajo con los chicos. Luego de colgar los botines, estuvo diez años al frente de las Inferiores del Bicho, incluso la pensión del club fue bautizada con su nombre, y con esa experiencia sobre el lomo le presentó un proyecto a Julio Grondona para generar una estructura de Juveniles en la AFA que aún en la actualidad se mantiene y, claro, sigue dando alegrías. El tiempo, más adelante, lo llevó a dirigir a la Mayor en el Mundial 2006 con Riquelme y Messi, y también a las selecciones de Colombia y Venezuela. Sin embargo, su marca registrada en Argentina es tan grande que hasta es el padre futbolístico de quienes hoy conducen a la Selección y que la llevaron nuevamente a abrazarse con la gloria. Los Scaloni, Aimar, Samuel, Romeo, Placente, etc, pasaron por sus manos cuando eran unos purretes y llevan como estandarte sus enseñanzas y valores…

-¿Qué te genera todo lo que logró la Selección Argentina en estos años, comandada por varios de aquellos chicos que formaste vos?

-Creo que lo más importante es que la Selección logró un título que era deseado durante mucho tiempo. Lamentablemente se han perdido finales antes y hubo equipos y jugadores que dieron mucho, de eso nunca hay que olvidarse. Me parece que este equipo rescató siempre la esencia del buen juego e hizo una transición importante que le sirvió a Argentina. Hay un cuerpo técnico fenomenal…

-Apenas se hicieron cargo tras la salida de Sampaoli había muchas dudas. Vos que los conocés bien, ¿te imaginabas que llegarían a este presente?

-Había mucha incertidumbre, es cierto, pero sabía que eran chicos muy capaces. Está a la vista que estuvieron a la altura y nos dieron todas estas satisfacciones…

-¿Te gusta que se hable de los Pekerboys al referirse a esta camada que trabaja en la Selección y fue parte de tus épocas como Coordinador de Juveniles?

-(Sonríe). Yo me siento muy feliz como futbolista y como entrenador con la pasión del argentino. Creo que tenemos una historia de fútbol y somos fieles a ese estilo argentino, con todas las virtudes que tenemos y también con todos los defectos, que más de una vez nos traían problemas. Creo que ellos (por Scaloni y compañía), que ahora están en un lugar de conducción, lo aprendieron muy bien eso del fair play, la disciplina, el estar al servicio del compañero y jugar en equipo… Se ve que ese es el juego de esta Selección. No tengo dudas de que estamos en muy buenas manos y que están haciendo historia.

Al hablar de la Selección, es imposible no pensar en Diego Armando Maradona, quien el 30 de octubre hubiera cumplido 64 años y el 25 de noviembre se cumplieron cuatro años de su fallecimiento. Al 10 eterno, Pekerman lo conoció y muy bien de los tiempos en que eran dos jóvenes repletos de sueños en La Paternal… “Soy nueve años mayor que Diego, lo vi llegar bien de chiquito a Argentinos y lo vi crecer... Es más, nosotros, siendo jugadores profesionales, les decíamos a los entrenadores que lo hicieran debutar porque sabíamos que nos iba a cambiar el juego. Ya hacía cosas maravillosas”, recuerda en charla con Olé.

-¿Qué edad tenía Diego cuando lo conociste?

(Piensa). Un Diego de 12 ó 13 años. Era chico pero ya veíamos lo que era. Y nosotros éramos un equipo competitivo, de Primera, con un técnico importante… Pero nos quedábamos a verlo. Terminábamos los entrenamientos y nos quedábamos a mirar a los Cebollitas. Es raro a veces que los profesionales se queden a ver los chiquitos, pero nos entusiasmaba mucho. Es más, entre nosotros, en el plantel, hacíamos apuestas sobre cuándo iba a empezar a jugar, je.

-¿Y alguno acertó?

-Estaban los que decían en seis meses, otros en un año o dos… Y sí, uno acertó. Dijo a los 15 años y acertó por 16 días, porque Diego debutó contra Talleres cuando estaba por cumplir los 16.

Una vez que decidió dejar la Selección, luego de caer ante Alemania en los cuartos de final del Mundial 2006, Pekerman estuvo dirigiendo en el fútbol mexicano: fueron sus únicas dos experiencias en clubes, Toluca primero y Tigre después. Más tarde, en 2012, volvió al ámbito de selecciones, con un largo y exitoso trabajo al frente de Colombia (disputó las copas del mundo de 2014 y 2018) y, luego, al frente de un proyecto integral en Venezuela, con todas las categorías a su cargo, pero que no prosperó: hizo las valijas en marzo de 2023, poco más de un año después de asumir.

-¿Tenés en mente volver a dirigir?

-Sí, estoy hablando. Ahora tuve un parate, hubo algunas posibilidades… La realidad es que siempre me gusta conversar sobre cómo es el proyecto. Hay épocas que uno es más joven y va a los equipos siempre con optimismo, pero a veces es interesante ver los clubes que tienen deseos de crecer, con planteles jóvenes o que, aún con necesidades, tienen un respeto por dejar algo más que ganar dos o tres partidos. Estoy siempre dispuesto a conversar y espero la oportunidad.

José y Bautista, su nieto que juega en las Inferiores de Argentinos

Bautista junto a su abuelo José, el periodista Victor Tujschinaider y Hernán López Muñoz que juega en la MLS. (Foto: Gentileza Jorge Junes).

El legado de José no está presente solo en la Selección, también en Argentinos. Es que su nieto, Bautista Medina, juega en la Séptima y en la cuarta edición de Pelusa Eterno, el evento con el que el Bicho cada año recuerda a Maradona, Pekerman fue uno de los entrenadores invitados y lo tuvo como su ayudante. “Me gusta, quería que estuviera acá y lo disfrutara. Él está encaminado, tiene mucho por hacer en el fútbol, mucha pasión, y está tratando de hacer las cosas bien en este club. Quería que conociera muchas cosas de Argentinos, que uno le cuenta pero es bueno estar en el lugar y poder verlas. Acá hay jugadores que salieron campeones, que anduvieron por el mundo, que jugaron en selecciones, que fueron campeones mundiales o sudamericanos… Argentinos siempre fue una escuela que dio muchos jugadores”, explica José, cuando Olé lo juntó con su nieto para la entrevista.

Claro que Bautista tiene raíces bien futboleras porque, además de ser el nieto de un DT híper reconocido, es el hijo de Nico Medina, aquel volante central surgido de La Paternal que fue campeón mundial juvenil, vistió la camiseta de varios equipos de nuestro país y el exterior, y tuvo un destacado paso por el fútbol inglés y español. “Para mí es muy lindo tener de abuelo a José, que es un orgullo para todos, y además a mi viejo que es muy reconocido en este club”, agrega el pibe, que respeta la herencia y juega como volante, aunque no central sino más como interno o mixto.

Bauti tiene 16 años y es fruto del amor entre Nico e Ivana, una de las hijas de José. En el día a día cuenta con el cariño incomparable de su abuelo y tiene la ventaja de que sea un entrenador de lujo para ayudarlo en su carrera. “Le doy consejos como a cualquier otro jugador, le digo que la virtud tiene que ser siempre prepararse, tener pasión, dedicación y disciplina. Él tiene todo eso, desde chico que le gusta el fútbol, le gusta conocer a los jugadores, pregunta… Todo eso es muy importante para crecer. Además, tiene la suerte de estar en un buen club, que seguramente le va a dar la posibilidad. Pero tiene que tener paciencia, en Argentinos hay muy buenos jugadores y todo se lo va a tener que ganar, nadie le va a regalar nada”, señala Pekerman, que hasta se anima a encontrar puntos en común entre su nieto y su yerno, al que dirigió en el Mundial Sub 20 de 2001: “Hay cosas parecidas, aunque Bauti tiene un concepto más del juego de estos últimos años, porque el fútbol cambia. Es inteligente y tiene capacidad para adaptarse a varias funciones”. Por edad, Bautista casi no recuerda a su papá como jugador, pero igual confía en los genes. “Alguna cosita de él habré sacado, je”, dice divertido.

Cámara y edición: Nico La Rocca.