El sigilo con el cual maneja el gobierno el menú de proyectos a incluir en un llamado a sesiones extraordinarias tiene varias razones. La principal, que hay bloques que se han comprometido a no dar quórum si no se incluye el presupuesto 2025. Esta es una pelea saldada porque el gobierno no quiere presupuesto.
Pero hay otra razón más importante. Tiene que ver con el contraataque que están armando algunos legisladores del PRO para introducir en extraordinarias el proyecto de ficha limpia. El PRO se siente traicionado por Milei, que ordenó restarle el número a la sesión en que se trató, en pago del apoyo del peronismo a la reelección de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados.
Este grupo que navega sin luces para la represalia sabe que el peronismo no dará los votos, pero le basta con ver qué hace ahora La Libertad Avanza si vuelve ficha limpia. ¿Volverá a negar el quórum? ¿O rompe el pacto con el peronismo y manda a votarlo?
Más ataques a Macri
El objetivo es dejar al descubierto ese acuerdo Milei-peronismo y encontrar alguna reivindicación de un proyecto que, en 2019, cuando terminaba al mandato de Mauricio Macri, también se quedó sin quórum. Las palabras de Milei en la cumbre conservadora del Hilton contra «el centrismo biempensante» le llegaron a la dirigencia del PRO como un ataque personal.
El arco que significó Cambiemos en la Argentina de la última década es la representación del «centrismo biempensante», que le ganó al peronismo, que se identificaba con consignas como «somos la rabia» o “hecho maldito del país burgués” (John William Cooke).
Milei es compatible con estos lemas del veteroperonismo, que pide una revolución cuando las revoluciones ya fracasaron. En ese speech mussoliniano leyó un decálogo de doctrina política. Exclamó: «no hay lugar a quienes reclaman consenso, formas y buenos modales.
Las formas son medios: se las evalúa según su efectividad para alcanzar determinados fines.» Si leyesen (él o quienes le escriben esas cosas) sabrían que Maquiavelo en El Príncipe no brindó manual de autoayuda para los que mandan.
Es, por el contrario, un maquiavélico breviario de consejos para que los políticos -a quienes Maquiavelo quería menos que Milei, que es un político- fracasen (es la tesis de Erica Brenner en «Be Like the Fox: Machiavelli’s Lifelong Quest for Freedom» [New York: Norton, 2017].
Una prueba de amor
Este sector del PRO sabe del daño que le ha provocado al gobierno este pacto en la opinión pública. Quieren poner a prueba la buena fe del gobierno en la relación con ellos.
El rechazo de Mauricio Macri en su comunicado, las heridas que provocó en el PRO la respuesta de Milei, muestran que no se ha cerrado la pelea. El contraataque que diseñan en silencio desde el PRO depende de que el gobierno habilite el tratamiento del proyecto de anulación o suspensión de las PASO. (¿Quiénes son? No daremos los nombres porque es una operación discreta y aquí no se delata gente. «El hombre para ser hombre/ No debe ser batidor», enseña el tango Sangre Maleva)).
Poner en discusión las primarias es abrir el debate sobre el Código Electoral. Y así como puede anularse o suspenderse el capítulo de las PASO y sus normas complementarias, puede entrar ficha limpia, que es también materia del Código Electoral. El proyecto tiene dictamen hasta que termine esta legislatura, a fin del año que viene, pero puede incorporarse como un capítulo del código que el gobierno quiere reformar para halagar a las encuestas.
Menem, consagrado sin votos
El pacto entre el gobierno y el peronismo para lograr que se reeligiese a Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados fue el entendimiento más sólido que hayan ensayado las partes.
Tan fuerte es que no necesitó ni que se contasen los votos que apoyaron esa designación. El diputado cristinista Carlos Heller se saltó la formalidad de llamar a votar esa designación. El peronismo cumplió con facilitar esa consagración – es la palabra que usó Heller. Si se contaban los votos en el tablero, como ordenan los reglamentos – nadie aseguraba que fueran la mayoría.
El peronismo de Unión por la Patria había adelantado que se abstendría, y se le sumaron otros bloques como la izquierda. Heller, bastonero de la sesión como el diputado más veterano, apuró el final, no fuera que se formalizase otra derrota del oficialismo.
Heller fue gentil con todos los oradores y cuando terminaron los rezos, precipitó el final. En vez de llamar a votar, dijo que «de acuerdo a las expresiones manifestadas por los presidentes de bloque, queda consagrado como presidente de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación el diputado Martín Alexis Menem, a quien invitó a ocupar el sitial de la Presidencia» (aplausos y final).
La batalla del fin del mundo
El quórum era ese día problemático, y faltó en otro momento importante de la sesión preparatoria. El oficialismo forzó los tantos para que se le tomase juramento a Ricardo Garramuño como diputado por Tierra del Fuego, que llegó trajeado para asumir en medio de una querella judicial que no ha terminado.
La Cámara Nacional Electoral decidió, con el fallo dividido, darle la banca vacante por el fallecimiento del macrista Tito Stefani. La batallas por la sucesión surgen del cruce de dos normas que para algunos son contradictorias: la ley de cupo y la de paridad de género.
La Cámara Electoral apoyó al candidato suplente de la lista que había encabezaba Stefani, Garramuño, ignorando a la titular en segundo lugar de la lista, la radical Dalila Nora. En la reunión del martes a la noche de los jefes de bloque, discutieron los representantes del PRO y el La libertad Avanza en favor de Garramuño, contra los jefes de los bloques radicales, Rodrigo de Loredo y Pablo Juliano.
Ganó el gobierno y citó a Garramuño a jurar el miércoles. Pero a la hora del dar el sí, la sesión se había quedado sin quórum. El «consagrado» Martín Menem no se animó a consagrar a Garramuño, a quien el PRO y LLA lo quieren en sus bancadas.
Un voto vale más que nunca
La caída de esa sesión prolonga esta batalla del fin del mundo. La postulante radical presentó un recurso en la CNE para ir a la Corte en reclamo de sus derechos.
Hasta este fin de semana los camaristas, que ya fallaron, divididos, por Garramuño, no lo habían resuelto. Se ha desatado una carrera contra el tiempo porque el oficialismo va a tratar de hacer jurar a Garramuño en la primera sesión de extraordinarias, si las hay. Para el radicalismo que está dividido, es vital lograr que asuma Nora porque le resuelve el cabeza a cabeza que tienen contra el PRO y LLA.
El bloque Encuentro Federal mira el episodio con cara de póker. Miguel Pichetto tiene una relación de amistad con el padre de Garramuño y confía en que puede sumarse a ellos como parte de un interbloque desde una bancada unipersonal. El fuego se reavivó este fin de semana porque desembarcaron en Ushuaia actores de este drama.
Carlos Rosenkrantz, juez de la Corte que debería analizar el recurso extraordinario si se lo conceden a Nora, participó junto a Antonio María Hernández, constitucionalista y radical, que ha sido patrocinante de la candidata de su partido, en un panel sobre los 30 años de la reforma constitucional de 1994. El viernes se conoció que Hernández había dejado de ser patrocinante y que Nora se patrocina ella misma porque es abogada.
Los segundos son de palo
La demandante argumentó que el pueblo la había votado como titular y que antes le había ganado las PASO a Garramuño. El camarista electoral Alberto Dalla Vía mocionó, en minoría, que había que respetar el voto popular y que debía aplicarse el mismo criterio que usó el Senado para admitir la banca a la neuquina Lucila Crexell.
En su fallo en minoría, Dalla Vía recuerda que «el propósito final de la ley citada es la protección de la mujer en cuanto a las oportunidades efectivas de acceder a cargos públicos electivos. Ello, en particular, teniendo en cuenta que se trata de una lista de Diputado Nacional por Tierra del Fuego con solo dos postulantes titulares».
La abogada Alejandra Lazzaro, que ha trabajado en temas electorales en la justicia y en la academia, agrega que, si no se respeta la precedencia de los titulares por sobre los suplentes, el candidato que va segundo en la lista, que es de otro sexo que el primero, siempre quedará afuera.
En las elecciones donde se disputan dos o tres bancas ese sistema proporcional se vuelve un sistema de mayoría relativa como los senadores de la minoría, es decir entra uno o una de un partido y otro u otra de otro partido. Por ende, es muy difícil que puedan ingresar los segundos o segundas titulares.
Cuando se configura una vacancia si se aplica la letra fría de la ley y se busca el género por el género, siempre tendrá que buscarlo en la lista de suplentes, sea varón o mujer, y los titulares segundos/as se vuelven candidatos testimoniales.
Por eso hay que ver cómo se completa en el caso de los senadores por la minoría. Especialmente afecta a las mujeres, porque el 70 % de las listas son encabezadas por varones.